29 de septiembre de 2011

Callado

     Me gusta el Prado callado, de mañana fresca y temprana. Me gusta observar a los turistas que no dejan de hacerse fotos bajo del pedestal de Goya, Velázquez o Murillo. Me gusta el olor a césped recién cortado y regado que rodea el recinto del museo, me gusta el mirto, y me gusta el mirto que trajeron desde la Toscana para los jardines del lado de los Jerónimos, pero me marea su intenso olor.
     Me gusta el Prado callado, apenas despertado por las cámaras de fotos y la guitarra española que entona el Tema de Aranjuez con los ojos aún hinchados de dormir.
Imágenes de mi adolescencia de COU recorren mi cabeza una y otra vez; aquella profesora que nos obligó a recorrer el Madrid de los Austrias y de los Borbones (teniéndolo que demostrar con fotos), y que era tan exigente; el Palacio Real, los jardines de Sabatini (que no son de Sabatini, jaja), el Palacio de Santa Cruz, la Plaza Mayor, la Casa de la Villa, la calle del Cordón, las fuentes de Ventura Rodríguez (Cibeles, Neptuno y Carlos V), Palacio de Villahermosa (hoy Museo Thyssen-Bornemisza), Palacio del Conde de Tepa (junto a la Plaza de Santa Ana), la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, la Casa de la Aduana, el triángulo de la ciencia (bautizado por mí así; Real Gabinete de Historia Natural, hoy Museo del Prado, el Real Jardín Botánico y el Observatorio), el Oratorio del Caballero de Gracia, Puerta de Toledo, Puerta de Alcalá,... y los restos de las murallas y del antiguo Alcázar. Todo un día para recorrerlo, hacernos las fotos y volver.
Y entonces me doy cuenta, de la vueltas que da la vida. Aquella profesora y aquel trabajo consiguieron lo que otros profesores no hicieron jamás; que observáramos, que aprendiéramos a mirar, que una ciudad sólo se conoces caminando por sus aceras y mirando sus edificios,...... Y que en el arte hay que salir a ver, salir a mirar, salir a explorar, ir más allá de la mera y teórica lectura que nos dan hecha de antemano, hay que salir a experimentar el 'lo entiendo, me gusta, no me gusta, es muy recargado, me encanta, es alucinante,...'
     Me gusta el Prado callado que me provoca nostalgia. Me gusta el Prado que evoca mis recuerdos con la fuerza del viento, intentando hacerme creer que fue ayer. Me gusta recordar.
     Me gusta el Prado callado con sus salas en silencio, interrumpido por el murmullo alto de niños de seis años, que levantan sus manos queriendo demostrar que se saben la lección. Me gusta el Prado callado del espectador que con paciencia observa un cuadro durante más tiempo del que pensaba, y con la misma paciencia recorre con sus ojos cada trozo de lienzo, cada esquina, cada firma, cada tono de color, cada sombra y cada luz. Me gustan los ojos sorprendidos y la boca entreabierta al descubrir lo sublime.
     Me gusta el Prado callado, ese al que tengo que hacer hablar, al que le tengo que preguntar, y del que espero todas las respuestas. Me gusta el Prado callado.
Me gusta el Prado. Me gusta.

23 de septiembre de 2011

"Poesía es la unión de dos palabras que uno nunca supuso que pudieran juntarse, y que forman algo así como un misterio"    Federico García Lorca

15 de septiembre de 2011

Entrevistadora: ¿Le gusta ser un genio?
Salvador Dalí: Sí, mucho,... Tanto, que tengo miedo de morirme por un exceso de satisfacción...