25 de julio de 2011

Tal día como hoy,... Un 25 de julio de 1979

     A veces me pregunto por qué me gusta tanto Galicia, por qué me pongo morriñosa cada vez que oigo hablar en gallego, veo una imagen de las rías o me hablan de Compostela. Siempre lo achaqué a mi ascendencia gallega por parte de madre (por esta rama todos son gallegos), además de haberme criado verano tras verano en el pueblo de mi abuela, La Rúa, en la provincia de Orense. Por otro lado, aprendí casi sin darme cuenta y sin estudiarla, una lengua que siempre me pareció algo así como cantarina; con un acento pegadizo, de vocales abiertas y sin tiempos compuestos, y que yo imitaba como si hubiera nacido allí (yo nací en Madrid), hasta tal punto que no parecía sino más gallega que mi abuela. Yo siempre, digo que el acento se me pega a partir de Ponferrada, antes no, y a la vuelta a Madrid, desaparece de mi boca con el mismo efecto de los petroglifos de los castros celtas; en silencio para más tarde con el tiempo, volver a ser recordada, como las cosas que han estado siempre ahí, y que sólo hay que fijarse. Que me haya matriculado en literatura gallega en la universidad, creo que también dice algo.
La cuestión es, adoro todo lo que hable de este lugar, o casi todo, por aquello de dejar un margen de error. Bebo del interior por mi abuela, y de la costa por mi madre; ella nació en San Miguel de Reinante, concello de Barreiros, provincia de Lugo. Algunos pensareis, y eso dónde está, pues bien, si digo que está cerca Ribadeo o Foz, y que la playa más famosa de la zona es la playa de las Catedrales, a lo mejor suena algo más,... Aunque tampoco tiene por qué. En cualquier caso, recomiendo su visita encarecidamente, por supuesto.
catedrales2 PLAYA DE LAS CATEDRALES (Lugo)


Visto esto, si encima añadimos mi amor por su gastronomía (empanada, queso de tetilla, lacón a la gallega, pulpo a feira, filloas (crepes), o sus vinos blancos como el albariño o el ribeiro), y además mi gusto por el románico, sabiendo que el románico perfecto tiene su mejor ejemplo en tres dimensiones con la Catedral de Santiago (y que conste que esto no lo digo yo, lo dicen los expertos), pues casi, casi, poco hace falta para intentar entender el por qué de mi adoración por este rincón de la península, llamado Gallaecia, donde la tierra llegaba a su fin (Finisterrae), y cuyas rías se dice que se formaron cuando Dios quiso descansar en la creación del mundo, y apoyó una de sus manos sobre la costa de Galicia, marcándola con sus dedos, permitiendo que parte del agua del mar, penetrara en la tierra.
     Pero la respuesta a mi curiosidad dio un vuelco, cuando escuché algo sobre mi origen. Resulta que nací en Madrid, pero me 'hicieron' en Galicia, en el pueblo costero del que es mi madre. Y por si esto no fuera razón suficiente, según mi madre y su memoria, fue un 25 de julio, día de Santiago Apóstol, patrón de Galicia y de España (aunque casi no se celebre como festivo,...). La verdad es que flipé un poco, pero me hizo mucha gracia.
Resulta que viajaron hasta allí, mi madre, mi padre, mis tíos, mis dos primas y mi hermano mayor; siete personas en un 124, con escala en casa de mi abuela. Ahí es nada. Y nada, mi padre y mi madre, se dedicaron a lo suyo, y nueve meses después, aparecía yo. Según mi madre no es cuestión de cálculos, es que fue ese día y punto,... por las circunstancias de aquel viaje, la regla y esas cosas,... jajajaa,...
Entonces, me replanteo la pregunta del principio, y la respuesta está clara; por muy metafórico que parezca, creo que Galicia corre por mis venas, su esencia y su cultura, de la misma manera o más que lo hace Madrid (como para no correr por mis venas,... si me sacan sangre seguro que los glóbulos rojos preguntarían '¿nos vamos?' y los blancos responderían '¿y luego?'....).
En fin, meniños, malo será, carallo, malo será,....

18 de julio de 2011

Perlitas dialécticas

     El otro día escuchando la televisión, concretamente el telediario, me di cuenta, por enésima vez, de lo mal que hablan algunos periodistas. Lo siento si alguien se da por aludido, pero las mejores 'perlas' de la expresión/gramaticales, salen de la boca de periodistas y políticos. Y es entonces, cuando me acuerdo de mis profesoras de lengua, que con sus defectos incluidos, supieron enseñarme, creo yo, el buen uso del lenguaje y la gramática española. Porque señores, el español es uno de los idiomas más ricos del planeta como para hablarlo mal o despreciarlo, y que conste que yo soy la primera que se pone un punto en la boca, porque mañana  puede ser yo la que suelte una perla de las gordas.
     Todo esta reflexión viene, como decía, debido a ciertas expresiones que oigo a menudo en los medios televisivos (debo puntualizar que en prensa escrita, son más cuidadosos). Aquí van algunas de ellas.
"en el accidente hubieron heridos de carácter leve"; esta oración, según la Real Academia de la Lengua, es impersonal, por lo tanto, por qué tenemos la manía de hacer concordar al verbo con un sujeto que no existe. Porque 'heridos' no es un sujeto. Y porque hay una norma universal en la gramáticas castellana que dice que el verbo haber es impersonal.
"se vende"; también es impersonal. Sabemos que se vende algo, pero no tenemos sujeto que realice la acción, por lo tanto, escuchar cosas como 'se venden casas', es del todo incorrecto.
En definitiva, si no recuerdo mal, algunos se hacen un lío con el complemento directo y lo confunden con el sujeto.
"las heridas eran incompatibles con la vida";........... no quiero parecer pedante, pero partimos de la premisa de que incluso un arañazo es incompatible con la vida, es decir, si no fuera así, el propio cuerpo no se molestaría en enviar a la herida una orda de glóbulos blancos y plaquetas para impedir una infección y cicatrizar la piel, casi sin dejar rastro. Quiero decir que es obvio que las heridas no son compatibles con nada, es una expresión que me parece ridícula.
"se creé que la causa de la muerte fue una parada cardiorespiratoria";......................... en fin. Creo que al final todo el mundo se muere de eso, no,.... Aunque para llegar a eso haya habido un balazo, una enfermedad, un accidente,... etc.
"la reunión está en el punto álgido"; esta es un clásico, que por más que corrigen, peor la usan. Resulta que la palabra álgido, significa 'frío', pero se usa erróneamente como sinónimo de situación candente. Sin embargo, cuando oigo en televisión, 'fulanita, cuéntanos cómo va la reunión para salir de la crisis', y fulanita contesta, 'buenas tardes desde el congreso, pues lo cierto es que estamos en el punto álgido de la reunión, y fluyen las propuestas,...', me doy cuenta de que nunca una expresión mal utilizada hizo tanto honor a la verdad; la solución para salir de la crisis está 'fría, congelada, helada',...
    Pero vamos, que yo no  voy a dar clases de lengua y gramática a nadie, que yo también dudo a veces de como se escriben algunas palabras, tengo mis lapsus y meto la pata. Por eso digo, señores, a leer, leer y leer, la única forma de mejorar nuestra expresión. Porque la logse hizo más daño de que pensábamos,.... Jajajaja

11 de julio de 2011

Del esperpento y el absurdo (sin Valle ni Mihura)


(.....)
-¿Y de cuándo dice que es?
-Del siglo XVII. A que es una joya,... Encuadernación en piel, imprenta de tipos móviles, cuatrocientos tres folios perfectamente cosidos,... Ah, y está íntegro, conserva hasta la dedicatoria a su muy gran altísima majestad Felipe IV.
-Pues sí, una joyita, la verdad, pero no es exactamente lo que estoy buscando. Verá usted, yo iba buscando libros de viajes, o en su defecto, que describan lugares, monumentos, cosas así.
-Pues precisamente ayer, recibí recién traída de la Biblioteca Nacional de Madrid esta  segunda edición de Viaje de España de Antonio Ponz. El último investigador que lo consultó se lo llevó sin darse cuenta traspapelado entre unos folios, en la bolsita transparente esa que le dan a uno cuando va allí. Su estado es inmejorable, a pesar de haber sido usado casi de continuo.
-Pues que interesante, apártemelo que me lo llevo. Pero me gustaría ver algo más.
-Por supuesto, caballero. A ver qué le parece esta cuarta edición del Decamerón; no tiene parangón amigo mío. Importada directamente de la Biblioteca Nacional de París.
-Otro investigador despistado, claro.
-No, un funcionario despedido a traición dos años antes de la jubilación. El último día dijo que volvía para robarlo, y el vigilante le dijo, que no podía, que eso era de mal gusto y daba mal ejemplo a las nuevas generaciones de funcionarios. Pero al final le dijo que no pasaba nada, que lo cogiera, que él se daba la vuelta mirando a otro sitio, y listo. Et voila! Aquí lo tenemos.
-Si es que ya no quedan vigilantes como los de antes. Una medalla le daba yo, es más la Legión de Honor. Qué orgullo para el cuerpo.
-Fíjese, que hasta él mismo, le limpió el polvo al ejemplar para que se lo llevara en las mejores condiciones. Todo un vigilante con mayúsculas.
-Pues la verdad, sólo por eso se merece estar en mi estantería; no creo que haya mejor homenaje al funcionario despedido improcedentemente, y al vigilante. Cuánta honra.
-Cuánta emoción me produce, se lo aparto con el Ponz.
-Andá, pero qué ven mis cataráticos ojos... No será,...
-Sí,..
-No,...
-Sí, como lo ve.
-No puede ser. ¿Sabe cuántas veces he consultado yo ese ejemplar en,...? Un momento,... ppppero, si es el auténtico...
-Auténtico, con los sellos, folios numerados, y las marcas que lo hacen único bajo la luz morada. Este sí que no tiene precio.
-Pero cuénteme cómo lo ha conseguido. Porque me imagino que le habrá costado una fortuna.
-Ninguna. Resulta que se dejaron abierta la vitrina donde estaba guardado, y un señor muy agradable pensó; qué mejor forma de hacer el camino de Santiago que con la primera y genuina guía del camino. Abrió la vitrina, lo cogió y se lo llevó.
-Pero le dirían algo al salir.
-Nada de nada. Cuando salió de la cámara le dijo al deán que si se lo prestaba para hacer el camino, porque a fin de cuentas, las guías que venden pueden ser muy caras. Claro, que si uno lo mira bien, el Calixtino no lleva los teléfonos de los albergues, pero bueno, por lo menos te cuenta de qué ríos son potables y cuales no, además de los que tienen buena pesca en su haber.
-Sí, la verdad es que no es tan buena guía como la pintan, además, ya me dirá usted señor mío, para qué quiere un peregrino conocer todos los milagros del Apóstol, o todas esas partituras, ni que se fuera a poner a cantar para subir al Cebreiro.
-Pues eso digo yo también, caballero. Pero ya ve.
-Entonces, se lo llevó para hacer el camino.
-Claro. Al final, el deán le dijo que lo cuidara que lo tratara bien, y que cuando acabara, al llegar a Santiago, después de recibir la Compostela, por supuesto, lo llevara de vuelta al archivo de la catedral. El señor agradable, hasta escribió una nota de agradecimiento para el cabildo, en la que hacía hincapié en las mil facilidades que ofrecía el archivo de la catedral compostelana para los investigadores/peregrinos. Y si lo piensa usted, pues es verdad, para qué nos vamos a engañar. En pocos sitios se lo facilitan a uno tanto.
-Imagínese usted señor mío, el vigilante de París trabajando en el archivo de la catedral de Santiago; insuperable. El mejor servicio que le podrían dar a uno. Si es que ya no hay funcionarios como los de antes, se lo digo yo. Verá usted, que yo quería llevarme 'El grito', ese cuadro de Munch que me pone los pelos como escarpias, y cómo creé que me tuve que llevar...
-No me diga, sorpréndame caballero.
-Por la ventana. Tuve que poner una escalera, subir, coger el cuadro y bajarlo. Estuve a punto de reclamar, porque sabrá usted señor mío que padezco de vértigos, por culpa de una dolencia cervical.
-Qué vergüenza, cuánta desfachatez. Lo mínimo habría sido poner una red o un colchón abajo, por si acaso. Oir estas cosas me indignan caballero, si es que como no cambie el sistema, no vamos a ninguna parte.
-Si usted supiera, señor mío. Pero volviendo al códice, si lo devolvió, cómo ha llegado hasta usted.
-Pues resulta que aquel señor tan amable, hizo el camino, con el códice tan codiciado,  pero se puso malo y tuvo que ganar el jubileo en Villafranca del Bierzo. Vamos, que palmó, y el códice no llegó a Santiago. Un joven muy majo, con carnet de alberguista, que venía caminando desde Somport, cogió el códice y se lo llevó en su mochila. Pero como era estudiante y trabajador a jornada completa para mantener a sus padres, hacía el camino sólo los fines de semana, y entre semana residía en Madrid. Al volver de su última etapa, fue cuando trajo el códice, y como no sabía que hacer con él, lo trajo a mi librería.
-Pero podía haberlo enviado por valija o por seur, a Santiago, no...
-Sí, caballero, quién se iba a hacer cargo de los costes, que 225 folios de pergamino pesan también lo suyo, y uno no sabe en qué condiciones puede llegar. Figúrese si se pierde y terminase en algún punto del camino portugués, o del camino inglés,... Sería un despropósito. Así que, aquí lo tengo.
-Pues sepa usted señor mío, que me lo llevo también. Algo así, no se puede dejar escapar.
-Le voy haciendo la cuenta caballero.
-Pero hágame algún descuento, que tengo la tarjeta tiritando.
-Descuide; vamos a ver, el Ponz, el Decamerón y el Calixtino,... suma un total de 2327 euros con 38 céntimos. Verá caballero, que se lo he cobrado muy por debajo de su valor. Mi abuelo, que en gloria esté, decía siempre que había que tratar bien a los buenos clientes. ¿Con tarjeta me dijo, verdad?
-Sí. Como verá no llevo tantísimo dinero encima. Y por favor, deme el ticket, que esto desgrava, y no está la economía para despilfarros.
-Y que lo diga amigo mío, y que lo diga. Jajajaja.
-Pues aquí tiene ¿Quiere que se lo ponga para regalo?
-Oh, no se moleste, si los voy a usar en cuanto llegue a casa, vamos, que me lo llevo casi puesto.
-Así que, para uso y disfrute personal,... Verá que no se arrepiente.
-¿Sería tan amable de avisarme si le llegara la Vulgata? Es que no hay forma de conseguirla.
-Sin problemas, se la voy a encargar. En cuanto esté aquí, le aviso.
-Pues muy amable, hasta otro día, que pase buena tarde.
-Adios caballero, que la pase bien.