26 de diciembre de 2012

Antes sí, ahora no,...

     Hubo un tiempo en que creí en el amor y en todo lo que ello conllevaba. Hubo un tiempo en que defendí a capa y espada el valor de ese sentimiento; el amor significaba amar, ser capaz de aceptar las limitaciones de otra persona y hacerlas tuyas, aceptar y asimilar las virtudes y los defectos del otro sin corregirlos. Aceptar tus propios defectos como parte esencial de aquello que te hace único, y en consecuencia un complemento para la otra persona. Querer comprendiendo y comprender amando. Hubo un tiempo en que acepté que a todos nos llegaba el amor. Hubo un tiempo.
     Ahora, después de haber pasado muchos años, ya no creo en mis propias palabras, y cada vez veo más difícil y complicado defender mis principios. Porque siempre me he creido una mujer de principios que valoraba estas pequeñas cosas. He visto como el amor no es más que una patraña, una mentira adornada de sueños particulares, una bazofia servida en plato frío. No es más que un recurso estilístico para adornar la literatura de una bonita retórica. Es una mentira que sólo unos pocos pueden llegar a convertir en realidad. En su realidad. El resto lo miramos pasar con más pena que gloria; nos pasa de lado sin detenerse y en ocasiones se ríe en nuestra cara. Nos motivamos pensando que llegará cuando tenga que llegar, que alguien llamará a nuestra puerta y lo hará para entrar y quedarse. Pero pasa el tiempo y nadie entra, ni siquiera llaman al timbre. Así que, un día te levantas y dices, para qué seguir buscando lo que no voy a encontrar. Para qué insistir en aquello que desistió antes. Y decides que lo mejor es pensar en buscar trabajo, hacer punto y comer chocolate.
Hubo un tiempo,.... Ahora ya no,...

10 de noviembre de 2012

Sueños que te hacen recaer,...

     Hoy he vuelto a soñar contigo, y cuando desperté me sentía mal. Estábamos en una mesa, sentados, apoyados el uno en el otro, y cogidos de mano. Yo te digo que estoy cansada, que me alegro de estar sentada, y apoyo mi cabeza en tu hombro. Tú no dices nada, sólo me coges de la mano y tu mejilla roza mi frente,....
Pensé que te había ido, pero aún estás ahí,...

28 de abril de 2012

Reflexiones sobre la estética en el arte

     Sublime; siete letras  para recoger semánticamente lo que el resto del diccionario no puede abarcar. Fallan las palabras.
     Lo sublime; aquello que para muchos es causa de horror, de espanto, mientras que para otros es el nivel más alto del concepto de belleza. Para otros muchos es lo 'mensurable'.
Tarea, harto difícil la de definir este vocablo que por su capacidad tan grande de remover sentimientos y emociones del alma, al mismo tiempo se define como lo inconmensurable.
     Sublime; aquello que atrapa el alma. El alma; intangible, inamovible,... pero a la vez tan vulnerable. Lo sublime termina por convertir en concepto abstracto la realidad de la doble mirada. La doble mirada; la puramente física y la interior. Lo sublime, ¿depende entonces de lo bello? Si no hay belleza, ¿no hay posibilidad de 'sublimar'? Quizá lo sublime sea el resultado de la propia experiencia estética, pero la experiencia estética no siempre leva implícito el concepto de lo bello, del 'to kalon', del que hablaban los griegos.
Lo que sí aceptamos de manera universal, es qaue la idea de sublime, va más allá de la excitación meramente física. Y si va más allá de lo físico, nos resultará muy difícil identificar aquello que lo sea.
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     La evasión de mi mente en el espejo del mito de Narciso. Dejar la mente volar encaminándola hacia vagas ideas de índole filosófica sobre la estética en el arte. Una mirada frontal que se cruza con una mirada oblícua, a través de un cristal, que protege la ficción de la pintura y refleja la realidad. Ojos de lienzo que se cruzan con los vidriosos ojos del maestro acostrumbrados a la observación. Unos minutos puedenser más que suficiente para crear un imaginario completo. En realidad es un trampantojo, pero qué lo es: ¿la mirada del espejo oblícuo, la mirada del maestro, o la propia realidad? ¿Es la vida un gran trampantojo recreado por el arte? ¿Es el arte la auténtica realidad? El espejo de Narciso, reflejará lo que nosotros queramos que refleje.

25 de abril de 2012


Mucha gente me pregunta que por qué estudio Historia del Arte,.... y la verdad, no sé qué decir al respecto,... Sólo que es una carrera muy bonita,... demasiado bonita...

6 de marzo de 2012

MICRORRELATOS

TIEMPO
     He ido a verte y no estabas. Fui a buscarte, pero tampoco te encontré. Te estuve esperando, pero no apareciste. ¿Dónde te has metido? Tengo que hablar contigo; necesito hablar contigo.
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     Hoy, tampoco te he visto. Me senté en un café a esperar, junto a tu calle, por si pasabas por allí. Pero no. Caminé por la plaza, por el bar donde nos reuníamos, y nada. No estás.
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     Esta mañana, he decidido que ya no voy a bajar a buscarte. He decidido dormir un poco más,...
Así, haré tiempo.

3 de marzo de 2012

EN LOS IDUS DE MARZO DE 2012

     No me considero una persona que se dé a la opulencia, ni a vicios caros. Sí puedo decir que tengo dos pequeños placeres de los que me gusta disfrutar, como son desayunar de cafetería, con el periódico o un libro, o apuntes, y disfrutar en silencio del arte cuando lo tengo delante de mis narices. En los idus de marzo fui con dos amigas, habíamos hecho otras veces, al Prado, a nuestro querido, maravilloso, e increible Museo del Prado, a ver la exposición El Hermitage en el Prado. Una de las palabras que me viene a la mente cada vez que recuerdo la vistia, es SUBLIME. Pero, cuidado; no es una palabra que se pueda usar de forma tan arbitraria sólo porque la ocasión lo merezca. La tarde de ayer suposo para mí algo más que especial; en muy poco espacio había reunido un fragmento, no solo de lo mejor del Hermitage de San Petersburgo, sino un fragmento de lo mejor de la historia del arte universal. Me da igual que me llamen exagerada, pero 'sublime', es una palabra que se me quedó corta en algún momento de la tarde de los idus de marzo. No puedo explicar qué sentí cuando tuve delante, por ejemplo, aquel Kandinsky que se presentaba frente a mí mostrándome el lado más platónico de su autor, a través de los colores y la abstracción. Podría haberme quedado allí de pie, observando, mirando, grabando en mi retina esa parte "espiritual del arte" de la que Kandinsky habla, y que por primera vez, yo no sólo entendía, sino que la tenía delante. No puedo explicar qué sentí frente la escultura de Antonio Cánova, o frente a la naturaleza inmensa de Friedrich. No sé expresar con palabras, el efecto de la opulencia elevada a la enésima potencia de la joyería de los zares; los engarces más bellos y cuidados, los más finos, y el ornemento más rococó, que explotó en 1917. Pero si tengo que quedarme con algo de lo que allí había, elección para nada fácil, me quedo con tres obras; el Kandinsky, 'La bebedora de absenta' de Picasso, de 1901, y con la pieza más maravillosa que creo, vi ayer; un modelo pequeño de unos 50cm de alto en mármol, de Bernini, del 'Éxtasis de Santa Teresa'. Con esta pequeña obra, en los idus de marzo, SUBLIME, no me sirvió, como a Béquer, me fallaron las palabras.
No me queda otra cosa, que recomendar encarecidamente, que la visiteis si podeis. No habrá otra exposición de semejante nivel, seguramente durate años, pero sencillamente, porque han traido un poco de lo mejor del Hermitage, no lo peor de lo mejor.
Volveré.
    

5 de febrero de 2012

"AVANT-GARDE"

     Estamos en 2012, y pensando, sobre todo ahora que estamos en exámenes, me doy cuenta de que hace algo más de cien años, nacieron eso que llamaron 'vanguardias'. Siempre me he preguntado cómo sería aquel mundo en el que de pronto el arte ya no se veía de la misma forma. Come historiadora del arte que me pretendo modestamente, sé a ciencia cierta, que se produjeron una serie de cambios de pensamiento, que a su vez, se vieron influenciados, cuando no fueron una consecuencia, por la circunstancia histórica y política de cada momento. Con el tiempo, estas 'vanguardias' fueron llamadas 'ismos', debido al sufijo que acompaña a su propia nomenclatura; Fauvismo, Expresionismo, Pictorialismo, Dadaismo, Futurismo, Suprematismo, Constructivismo, Surrealismo, Conceptualismo, Naturalismo, Positivismo, Cubismo, Ultraismo, Existencialismo, Estridentismo, Vitalismo, y para muchos la antesala de las vanguardias del siglo XX, el Impresionismo. 

                                   Lujo, calma y voluptuosidad, 1904, Henri Matisse

     Se acepta entre los expertos en la materia, que la primera vanguardia aparecida, es el Fauvismo, en francés fauvisme, algo así como fierismo; un apodo que salió de la boca un crítico de arte llamado Louis Vauxcelles, que presenció en 1905 el Salón de Otoño de París donde señores como un tal Henri Matisse, expuso sus obras. El dichoso crítico, en el aquel salón, se enfrentó por primera vez, a la mayor prueba a la que puede someterse a un crítico de arte; ofrecerle algo tan nuevo, tan rompedor y tan transgresor, aunque no lo supiera, y que además de hablar de ello en un periódico, tuviera que decir aquello de 'me gustó mucho, o no me gustó nada, porque nada es lo que entendí', y por supuesto, catalogarlo. La obra de Matisse  Lujo, calma  y voluptuosidad, de 1904, es la obra que para muchos, antes del Salón de 1905, abre la veda fauvista. Por cierto, que los academicistas más exarcevados, intentaron quemarle los cuadros a Matisse, un ejemplo de lo aquello supuso.
     Pero independientemente de cual fuera la primera en aparecer, lo interesante es definir la palabra 'vanguardia'. Vanguardia, del francés, un término militar, avant-garde, la parte más adelantada de las tropas. Entendemos así, que nuestros movimientos de 'vanguardia' fueron los más adelantados en lo suyo, lo último, lo más moderno. Pero el concepto, desde el punto de vista artístico va mucho más allá. Se trata de nuevas formas de pensamiento que en ocasiones, no necesariamente rompen con las formas estandarizadas hasta ese momento, sino que  sin romper con todo aquello, proponen una nueva manera de interpretar el canon establecido, nuevas formas de lectura, de enfoque, y que en más de una ocasión, no van de la mano, ni del espectador, ni del sistema político de turno de allá donde se encentren. Por ejemplo, con la llegada del nazismo, Goeblels plantea un programa de alienación artística absoluto, en el que el principal objetivo es reeducar al espectador de arte, y para ello, no puede tener críticos de arte pululando por ahí, opinando. Suspendió cualquier crítica de arte, y aborreció las vanguardias, igual que el III Riech al completo. Las denominó arte 'degenerado', y planteó exposiciones con itinerarios concretos para el público, donde el clasicismo más canónico se imponía como el instrumento perfecto que respondía a los ideales artísticos del nuevo régimen. Concretamente, el dadaismo fue la más aborrecida de las vanguardias por Hitler. Podía aceptar el futurismo, porque suponía la idea de progreso, del obrero, del trabajador que levanta su país, pero nunca una vanguardia como dadá que según sus propias ideas, "Dadá lo es todo y no es nada".
En la misma línea de los totalitarismos, en la URSS, Lenin, defendió las vanguardias pero no porque le gustaran o las entendiera en su esencia, sino porque sencillamente, respondían funcionalmente a los ideales de la revolución. Así, el constructivismo de Tatlin se convirtió en un pilar fundamental, que quedó reflejado físicamente con una arquitectura de línas puras, limpias, sin complejas construcciones que desvíen al trabajador de sus funciones, y con un carácter sobre todo, de funcionalismo; belleza, sencillez y funcional.
Por otro lado, el expresionismo, fue una vanguardia que curiosamente se fundamentó en el pesimismo, en la pesadumbre de vivir, en la decadencia,  y en una melancolía heredada de los nacionalismos del siglo XIX y que volvía a la palestra, debido a la mala situación que vivía Europa (recordemos la Gran Guerra, por ejemplo), y que Spengler se dedicó a recordar en un bestseller, contrastando la situación actual con la vivida en los 'felices años '20'. Por supuesto, se sobre está recordar que pronto llegaría el crack de '29.
Repercutieron en la literatura, en la pintura, en la arquitectura, en la escultura, en la fotografía, en el cine, la filosofía,... lo invadieron todo. Fueron movimientos rápidos, que nacieron al tiempo que morían, tan efímeros como eternos.
     No voy a pararme a explicar cada uno de los ismos, pero sí me parecía necesario poner algunos ejemplos, pueden llegar a ser tan complicadas o tan sencillas, como lo fue el momento de su aparición. Hace algo más de cien años, se produjo una ruptura y se planteó un nueva formar de mirar y de crear, que aún hoy persiste y que por muchos años que pasen, seguirá estando vigente. Enseñaron al mundo que todo puede depender de lo objetivo que se quiera ser, de las ganas que uno tenga de cambiar o de reinterpretar, y por supuesto, enseñaron al mundo, que el mundo ya no era el mismo.