5 de febrero de 2012

"AVANT-GARDE"

     Estamos en 2012, y pensando, sobre todo ahora que estamos en exámenes, me doy cuenta de que hace algo más de cien años, nacieron eso que llamaron 'vanguardias'. Siempre me he preguntado cómo sería aquel mundo en el que de pronto el arte ya no se veía de la misma forma. Come historiadora del arte que me pretendo modestamente, sé a ciencia cierta, que se produjeron una serie de cambios de pensamiento, que a su vez, se vieron influenciados, cuando no fueron una consecuencia, por la circunstancia histórica y política de cada momento. Con el tiempo, estas 'vanguardias' fueron llamadas 'ismos', debido al sufijo que acompaña a su propia nomenclatura; Fauvismo, Expresionismo, Pictorialismo, Dadaismo, Futurismo, Suprematismo, Constructivismo, Surrealismo, Conceptualismo, Naturalismo, Positivismo, Cubismo, Ultraismo, Existencialismo, Estridentismo, Vitalismo, y para muchos la antesala de las vanguardias del siglo XX, el Impresionismo. 

                                   Lujo, calma y voluptuosidad, 1904, Henri Matisse

     Se acepta entre los expertos en la materia, que la primera vanguardia aparecida, es el Fauvismo, en francés fauvisme, algo así como fierismo; un apodo que salió de la boca un crítico de arte llamado Louis Vauxcelles, que presenció en 1905 el Salón de Otoño de París donde señores como un tal Henri Matisse, expuso sus obras. El dichoso crítico, en el aquel salón, se enfrentó por primera vez, a la mayor prueba a la que puede someterse a un crítico de arte; ofrecerle algo tan nuevo, tan rompedor y tan transgresor, aunque no lo supiera, y que además de hablar de ello en un periódico, tuviera que decir aquello de 'me gustó mucho, o no me gustó nada, porque nada es lo que entendí', y por supuesto, catalogarlo. La obra de Matisse  Lujo, calma  y voluptuosidad, de 1904, es la obra que para muchos, antes del Salón de 1905, abre la veda fauvista. Por cierto, que los academicistas más exarcevados, intentaron quemarle los cuadros a Matisse, un ejemplo de lo aquello supuso.
     Pero independientemente de cual fuera la primera en aparecer, lo interesante es definir la palabra 'vanguardia'. Vanguardia, del francés, un término militar, avant-garde, la parte más adelantada de las tropas. Entendemos así, que nuestros movimientos de 'vanguardia' fueron los más adelantados en lo suyo, lo último, lo más moderno. Pero el concepto, desde el punto de vista artístico va mucho más allá. Se trata de nuevas formas de pensamiento que en ocasiones, no necesariamente rompen con las formas estandarizadas hasta ese momento, sino que  sin romper con todo aquello, proponen una nueva manera de interpretar el canon establecido, nuevas formas de lectura, de enfoque, y que en más de una ocasión, no van de la mano, ni del espectador, ni del sistema político de turno de allá donde se encentren. Por ejemplo, con la llegada del nazismo, Goeblels plantea un programa de alienación artística absoluto, en el que el principal objetivo es reeducar al espectador de arte, y para ello, no puede tener críticos de arte pululando por ahí, opinando. Suspendió cualquier crítica de arte, y aborreció las vanguardias, igual que el III Riech al completo. Las denominó arte 'degenerado', y planteó exposiciones con itinerarios concretos para el público, donde el clasicismo más canónico se imponía como el instrumento perfecto que respondía a los ideales artísticos del nuevo régimen. Concretamente, el dadaismo fue la más aborrecida de las vanguardias por Hitler. Podía aceptar el futurismo, porque suponía la idea de progreso, del obrero, del trabajador que levanta su país, pero nunca una vanguardia como dadá que según sus propias ideas, "Dadá lo es todo y no es nada".
En la misma línea de los totalitarismos, en la URSS, Lenin, defendió las vanguardias pero no porque le gustaran o las entendiera en su esencia, sino porque sencillamente, respondían funcionalmente a los ideales de la revolución. Así, el constructivismo de Tatlin se convirtió en un pilar fundamental, que quedó reflejado físicamente con una arquitectura de línas puras, limpias, sin complejas construcciones que desvíen al trabajador de sus funciones, y con un carácter sobre todo, de funcionalismo; belleza, sencillez y funcional.
Por otro lado, el expresionismo, fue una vanguardia que curiosamente se fundamentó en el pesimismo, en la pesadumbre de vivir, en la decadencia,  y en una melancolía heredada de los nacionalismos del siglo XIX y que volvía a la palestra, debido a la mala situación que vivía Europa (recordemos la Gran Guerra, por ejemplo), y que Spengler se dedicó a recordar en un bestseller, contrastando la situación actual con la vivida en los 'felices años '20'. Por supuesto, se sobre está recordar que pronto llegaría el crack de '29.
Repercutieron en la literatura, en la pintura, en la arquitectura, en la escultura, en la fotografía, en el cine, la filosofía,... lo invadieron todo. Fueron movimientos rápidos, que nacieron al tiempo que morían, tan efímeros como eternos.
     No voy a pararme a explicar cada uno de los ismos, pero sí me parecía necesario poner algunos ejemplos, pueden llegar a ser tan complicadas o tan sencillas, como lo fue el momento de su aparición. Hace algo más de cien años, se produjo una ruptura y se planteó un nueva formar de mirar y de crear, que aún hoy persiste y que por muchos años que pasen, seguirá estando vigente. Enseñaron al mundo que todo puede depender de lo objetivo que se quiera ser, de las ganas que uno tenga de cambiar o de reinterpretar, y por supuesto, enseñaron al mundo, que el mundo ya no era el mismo.