20 de junio de 2011

Las Piedras

Cuentos de Dinamarca
     Pasaba por allí a menudo, y siempre la veía igual, caminando despacio al tiempo que sus manos tocaban las piedras. Una y otra vez. Lo repetía como un ritual. Una tarde, pasó con la bicicleta y se detuvo, sintió curiosidad.
-Perdona.
-Sí.
-Siempre que paso por aquí te veo ahí, en medio de las ruinas, tocándolas y caminando entre ellas.
-¿Te sorprende?
-Sí, buneo, no quería molestarte, cada uno es muy libre de gastar su tiempo como quiera...
-No, si no me molestas. Vengo siempre que puedo para escucharlas, es muy bonito cuando hablan.
-¿Hablan?.... Quienes.
-Quién va a ser, las piedras, por supuesto.
............
     Se quedó pasmada pensando que aquélla pobre estaba un poco ida. Se despidió de ella y se fue. Pasaron los días y allí estaba, con su tónica habitual; silencio entre las piedras, para poder oirlas.... Qué barbaridad. La gente empezaba a perder la cabeza.
     Un día, de pronto ya no la veía. Le inquietaba no verla, a fin de cuentas era una mujer muy simpática, un poco ida, pero simpatíca. Pero no estaba. Pasaba a propósito con su bicicleta todos los días, y nada. Sencillamente, se había ido, o a lo mejor, es que tenía trabajo, o se había ido de viaje, o vete tú a saber, pero no estaba.
Y sin más, dejó su bici contra un árbol, y se adentró entre las piedras. Sintió un calor en los pies, y al caminar los notaba pesados, como si llevara zapatos de plomo. Había grandes piedras redondas formando dos filas muy largas, y todo estaba tomado por un musgo húmedo y verde, desde las piedras del suelo hasta los restos de los muros. Se acercó a uno de ellos y puso su mano sobre la fría piedra. Entonces, se le aceleró el corazón y comenzó a respirar nerviosa. Anduvo despacio junto al muro, dejando arrastrar la mano sobre las piedras desgastadas, y lo hizo hasta que bordeó toda la pared. Retiró la mano brúscamnete de la pared, y se fue corriendo con su bicicleta. Mañana será otro día, pensó asustada, al no entender lo que acaba de sentir. Cuando llegó a casa se encontró con su hermana pequeña, que pintaba un dibujo de una mujer.
-¿Qué pintas enana?
-A una musa.
Se acercó para ver el dibujo de su hermana, y se quedó de atónita al verlo; era la mujer de las piedras, pero cómo....
-¿De dónde lo has copiado?
-De ese libro que tiene mamá, ese de los dioses. ¿No te gusta?
-Sí, es precioso. Enséñame el libro anda, quiero verlo.
     La cría se lo mostró justo por la página de la que lo había copiado. Aparecía ella, la mujer, con el mismo vestido, el mismo peinado,.... todo era igual. Incluso estaba tocando unas piedras grandes. Debajo de la imagen decía; Clío, musa de la historia.
Y entonces, lo entendió todo. Y ella también perdió la cabeza, porque desde aquel día creyó que las piedras hablaban; eran las poseedoras de las historia.
Se sentó y esperó a que se hermana terminara el dibujo.

4 de junio de 2011

Para ti, León de cabellos dorados,...

     Hace muchos días que no escribo nada en el blog. Hace tiempo me paré a pensar por qué lo cree, qué fue lo que hizo que me lanzara a colgar escritos amarillentos de mi adolescencia, y de una pubertad más amarillenta aún. Cada vez que escribía algo lo guardaba como oro en paño, no lo ensañaba porque me daba vergüenza, y dejaba en carpetas que un día me dio por ordenar. Y hoy lo tengo todo en un archivador de oficina, catalogado por 'prosa y verso',.... Mi habitación es una leonera pero mis papeles no. Alguna vez he sacado algo y lo he enseñado a algunas personas, pero lo que no me podía imaginar es que hoy lo tuviera en un blog, a la vista de todo el planeta, y hasta con un espacio para que la gente que así lo quiera, pueda incluso opinar y dejar un comentario. Vamos, impensable.
Y echo la vista atrás y pienso. Sí. Fuiste tú. Tú fuiste el único que hizo que la idea fructificara y que el poco aire creativo que pudiera tener, lo puedan ver los demás. Así que, creo que es justo dedicarte este pequeño homenaje.
     Todo viene porque tú también tienes una página en la que están tus fotos y tus anécdotas. Cuando me decidí a crear el blog, pensé que me resultaría más difícil pero fue más fácil de crear que escribir en él. Tú, Markitos (león de cabellos dorados, como dice tu madre), fuiste la idea, otros la ejecutaron y yo la copié. Sin más. Y qué gran idea....
     Te dedico todos los poemas, todos los relatos, cada gota de tinta vertida. Te dedico mis oraciones y mis esperanzas, aunque estas andan un poco caídas últimamente. Te dedico las más de seis mil visitas que ha recibido mi blog desde que lo inauguré en noviembre de 2010. Te dedico cada sección y cada comentario. Te lo dedico todo, porque al final tú fuiste la causa. Ya ves, sin apenas conocerte, la que has liado...
Ofelia te dedica su locura, que no es poca. Ofelia te dedica toda su inspiración.
Cuida de todos desde tu cielo.
Un abrazo, Julia