15 de enero de 2011

De cómo me enamoré de un uruk-hai

PARTE II
El flirteo

     La vida pasaba tranquila con sus ajetreos, con sus idad y sus venidas, y con el horror de los estreses 'pre-examaniles'. Pero lo más interesante de la semana eran las clases de gótico inglés. Por primera vez en la carrera, no me enteraba de nada en una clase de medieval. Yo sólo tenía ojos para él, para la criatura más.... más,... extraña a la vez que atractiva, imponente y atrayente de todas. Y entonces, ocurrió. La profesora, como si de pronto sintiera que le faltaba algo en la vida para sentirse realizada, decidió que estábamos a 14 de enero y no nos había mandado hacer ningún trabajito extra. Pero qué desconsiderada, hombre,... Así que, quiso darse el placer de alcanzar el nirvana y nos mandó un trabajo de esos extraños, que cuando lo oyes se queda el cuerpo acartonado, frío, tieso, el trasero pegado al banco y sólo puedes articular pequeños amagos onomatopéyicos. Se le ocurrió así, pero cuánta inteligencia desperdiciada, Dios mío, que podíamos dedicarnos los quince días previos a los exámenes, a realizar un trabajo de investigación sobre la posible relación de la arquitectura islámica, a través del románico francés, con la arquitectura gótica de algunos edificios ingleses. Aquello sonaba como la tésis frustrada que la profesora nunca pudo llegar a realizar, porque a ninguna cabeza con dos dedos de frente, se le ocurriría nada semejante. Y se quedó tan ancha. Pero la cosa no terminó ahí; 'quiero que lo hagais en grupo, de unas tres o cuatro personas, eso ya lo dejo de vuestra cuenta,..'
Y como si el destino se hubiera confabulado con la alineación de planetas perfecta un día con número maestro, o qué sé yo, mi amiga Paula, se las arregló para que hiciéramos el trabajo con la criatura y con su amigo, el erasmita despistado. Yo no sabía dónde meterme. Deseé que en ese momento la facultad tuviera una puerta como las de Stargate o algo así, para poder cruzarla y desaparecer. Mi destino se volvía retorcido y oscuro, y me di cuenta de que no tenía escapatoria, cuando fuimos a la cafetería y nos reunimos para plantear aquella tésis frustrada. Qué bien,... somos cuatro, tu amigo, mi amiga tú y yo,.... Parecía la canción de la fuerza del destino de Mecano. Ahora lo tendría más cerca que nunca, ahí, trabajando codo con codo, uñaca con uñaca,... Habría que improvisar un sistema para que la criatura no manchara las hojas del trabajo cada vez que lo tocara. Pero qué importaba eso, estaba como el pan con chocolate,.... 'Deberíamos darnos los teléfonos,... vamos, o los correos, por aquello de que estemos siempre en contacto por si surge algo y eso,...' Paula me miró con aquellos ojos achinados marrón claro, que me desnudaban el cerebro; 'ahí te he visto, sí señor,... la excusa perfecta'. Y así fue, como tras el reparto de la inmensa tarea de la tésis frustrada, fuimos derechitos a la biblioteca. La tésis frustrada nos enseñó todos los servicios que ofrecía la biblioteca y que desconocíamos hasta ese momento. Y sí, qué momento aquel, buscándonos la mirada a través de las estanterías, rozando nuestras manos, bajando a pedir libros del depósito juntitos; yo llevando los papelitos con las signaturas y él con guantes para no manchar los libros, yo sin cargar con nada y él, con sus músculos, cargando con todos los libros como si fueran plumas,... Era inevitable, estaba coladita por él, y parecía que me seguía el juego.
     Y así pasamos los quince días previos a los exámenes; realizando un trabajo imposible, estudiando aún más imposibles y limpiando todo aquello que tocaba el muchacho. Y llegó el día de la exposición de la tésis frustrada. Ese sí fue un gran día,....

1 comentario:

  1. Hooo, q gran día ese en el q se alinearon los planetas y la profesora al menos dejo elegir de cuantos y quienes formar los grupos, ja, ja, ja. A ver q pasa el día de la exposición!!!

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