24 de enero de 2011

MICRORRELATOS

El pan nuestro de cada día...

     Pues en la mesa no están, ni en la habitación,... ni el baño grande, ni en la cocina,... Vuelvo a la mesa de la habitación; tampoco. Pero dónde he dejado mis pinzas,.... Si yo juraría que me las he quitado aquí, ayer,.... Ay, San Antonio bendito, que las encuentre.
-Mamá, ¿Has visto mis pinzas del pelo, las rosas?
-No, creo que no. ¿Has mirado en tu habitación?
-Sí, y no están.
Vuelvo al baño, miro por el salón, donde el ordenador,.... Nada. ¡¡¡Jolinessss!! Por qué nunca me acuerdo de dónde dejo las cosas,...
-Juli,... Estos apuntes son tuyos, no,...
-No, si al final aparecerá todo lo que perdí otras veces menos las pienzas.
-Te los dejo aquí.
-A la vista, mamá, por favor, que luego no los localizo.
Miro en el bolso, en todos los bolsillos,....
Vuelvo a la habitación y me acuerdo de San Antonio. Voy derechita a la mesilla de noche. Ahí estaban; dónde si no. Antes de acostarme me las quité y las dejé ahí. Donde no había mirado.

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